A lo largo de los bosques y sabanas llaneras, el Oso Palmero (Myrmecophaga tridactyla) emerge como un símbolo viviente de la biodiversidad y el equilibrio natural. Este ser, con su singular silueta y su dieta especializada (Hormiguero), juega un papel importante en el mantenimiento de los ecosistemas de la región, contribuyendo en aspectos como la diversidad vegetal por su rol como dispersor de semillas y la preservación de sistemas ambientales y productivos por el control de insectos que suelen impactar los suelos e infraestructuras presentes en su hábitat.
La presencia de esta especie, catalogada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), refleja la riqueza ambiental de la región y representa un desafío importante para su conservación.
Ante la situación de vulnerabilidad del Oso Palmero, comunidades y organizaciones de los departamentos que comprenden la región llanera, han implementado diversas acciones colectivas para su conservación, enfrentando desafíos como la pérdida de su hábitat entre otras situaciones que ponen en riesgo su supervivencia y que han generado una significativa disminución de su población.
Estas acciones colectivas incluyen programas de educación ambiental, la creación y protección de corredores biológicos que aseguran su movilidad y acceso a diferentes áreas para su alimentación y reproducción, sumado a esfuerzos de investigación que buscan comprender mejor sus hábitos y necesidades.
En este sentido PAREX, consciente de su valor ecológico y cultural, adopta al Oso Palmero, como símbolo del Estudio de Impacto Ambiental Casanare 122 y se une a los procesos que desde el territorio se gestan para su visibilización y conservación, apoyando el esfuerzo de fundaciones científicas y comunidades que buscan la protección de esta especie, procurando que generaciones futuras puedan maravillarse y aprender de una de las especies más representativas de la región Orinoquia.